lunes, 29 de marzo de 2010

Notas del Congreso del Café en Utuado

Un cafeto a la vez
por Perla Sofía Curbelo Santiago
de Agrotemas de Puerto Rico

En el 2011, el café cumplirá 275 años en Puerto Rico. Según los historiadores, los primeros cafetos llegaron aquí vía Martinica en el 1736.

Estoy segura que, para entonces, café tendremos. La pregunta es cuánto y de dónde. Estas interrogantes surgieron luego de escuchar la conferencia del profesor Miguel Monroig Inglés, Situación y Perspectivas de la Industria Cafetalera de Puerto Rico. La presentación se llevó a cabo a principios de marzo en el marco de la celebración del Primer Congreso de Café: Ciencia, Extensión y Cultura en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Utuado.

Cualquiera diría que en la isla existe una sobre producción de café si se deja llevar por el eferfeciente interés hacia la bebida y las tendencias entre los consumidores en los últimos años.

Además de los tradicionales festivales de café, se le ha sumado a la oferta publicaciones, organizaciones públicas y privadas, fundaciones, seminarios, competencias nacionales, nuevas marcas, negocios derivados, barras de café independientes, franquicias nacionales e internacionales, los congresos y próximamente convenciones. Nos comportamos como todo un país productor de café. 


El profesor Miguel Monroig Inglés contesta una interrogante del público. Fotos: Juan Irizarry

Sin embargo, necesitamos sembrar más café para sustituir los viejos cafetos cuya producción disminuye con los años y asegurar el futuro de la industria del café puertorriqueño que comprende 22 municipios de la zona central oeste de Puerto Rico.

De acuerdo con Monroig Inglés, “el rumbo del café” es hacia una industria más pequeña y especializada; además en armonía con el medio ambiente con una caficultura sostenible. Pero para ello se necesita más apoyo técnico; desarrollar en los caficultores una actitud empresarial y adentrarse en los cultivos alternativos para complementar el café cuando no es temporada de cosecha.

Según el censo agrícola del 2007, los terrenos agrícolas han disminuido, pero han sido las fincas dedicadas al café las que más se han perjudicado pues se ha reducido su tamaño. Interesante por demás es que mientras se reduce el número de caficultores, ahora poco más de cuatro mil, y el número de beneficiados rondando el centenar, los torrefactores han ido en aumento. Particularmente pequeños y medianos torrefactores. Alrededor de 45 son responsables de al menos 110 marcas de café.

Pero para Monroig Inglés, especialista en café, lo más preocupante son los 200 mil residentes de la zona montañosa que aún dependen de esta industria agrícola, la cuarta en importancia y la que más empleos genera. “Hay que mejorar la calidad de vida de los que viven en la zina montañosa”, aseveró el agrónomo. De lo contrario, cada vez más serán los que dejen a un lado el café y se vayan a buscar otro tipo de empleo con mayores ingresos y menos riesgos.

En los últimos años la poca mano de obra para recoger café de manera diestra, la crisis fiscal en el país y las plagas como la broca, han abonado a la reducción de la cosecha y por ende a la necesidad de importar más café del exterior. Este año, el Departamento de Agricultura compró café verde mexicano para complementar la necesidad de 300 mil quintales que consumimos como al año como país. Se estima que per cápita consumimos 8 libras al año. Pero para Monroig Inglés es un nivel bajo pues el café hoy día compite con otras preferencias de los consumidores; el aumento del precio del café; teorías médicas en contra de la bebida y la calidad del producto no necesariamente ha sido una constante. 


Para el académico, quien también participa de la Comisión Interagencial de la Industria del Café (CIDIC), la caficultura puertorriqueña tiene muchas ventajas. Entre ellas, un margen amplio para la producción; tecnología disponible; un mercado protegido; precios reglamentados por DACO; y un producto bien cotizado en el exterior.

Qué necesitamos: planes interagenciales coordinados, dinero para promover el producto, tanto aquí como en el exterior, mantener la calidad del producto año tras año, mantener la producción para café especial, caracterizar el café puertorriqueño, continuar el posicionamiento de nuestro café en mercados internacionales a través de la participación de actividades internacionales, entre otras.

Aunque le cueste a muchos reconocerlo, tenemos todo lo necesario para echar esta industria hacia adelante como también para dejarla desaparecer. Propongo un cafeto a la vez.

El Congreso del Café estuvo dedicado al Dr. Jaime E. Jordán Molero, profesor emérito de la UPR en Utuado. Asimismo, contó con la participación de un variado grupo de profesionales y conocedores del café, entre ellos la Dra. Ivette Perfecto, de la Universidad de Michigan y quien presentó la conferencia Servicios Ecosistémicos de los Cafetales.

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